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Channel: laRepublica.es » Sergio Sánchez Sanz
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Aparente incompatibilidad entre el convulso panorama político y las movilizaciones masivas

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Pasan los días, las semanas y los meses, espero que se quede ahí, y cuanto más convulsa es la situación política en el panorama de la izquierda española menos reivindicamos las calles de manera masiva. Quizá es que nos hemos dormido en los laureles y nos hemos olvidado de la importancia de transmitir nuestro descontento y ¿por qué no? nuestra rabia en las calles, quizá es que no nos acordamos de como, sin necesidad de muchas herramientas que ahora se hacen indispensables, conseguimos hacer converger, ahora que está de moda, a casi dos millones de trabajadores y trabajadoras. Como logramos que, dejando las diferencias que podamos tener a un lado, las calles rugieran al grito de “Pan, techo y trabajo”. Parece que todo esto ya es cosa del pasado, de un pasado muy cercano, pero un pasado muy olvidado, parece que marzo de 2014, ese mes que prometía escribir una página importante en la historia de las luchas por la conquista de derechos sociales, en octubre del mismo año ya no tiene ninguna importancia.

Y yo, quizá pecando de inocente, me ilusioné. Me ilusioné al ver  levantar a cada manifestante su bandera reivindicando lo mismo que el resto en un gran acto , me ilusioné al ver como un pueblo entero había fletado cientos de autobuses para luchar en la capital del Estado, me ilusionó aún más que miles de personas recorriesen el país andando durante semanas para concluir en el inicio de las grandes protestas, para marchar por las calles de Madrid junto a cientos de miles de obreros de toda España reivindicando lo que nos pertenece, porque lo ganamos, porque lo ganaron. Y como siempre tras la emocionante ilusión llega la maldita decepción. Me decepcioné al ver que todas mis ilusiones se habían visto truncadas por un espectáculo mediático, entonces desandamos lo andado, los autobuses dieron marcha atrás. La capital se quedó desierta, desierta de un espíritu que hacía tiempo que no se veía. Una tormenta de arena mediática nos tapa los ojos aún a día de hoy, nos arrastra a su antojo, mientras las calles sólo son recorridas por barrillas (esas bolas  que aparecen en las escenas de las películas del lejano oeste cuando no hay nadie en un lugar). Y en este batiburrillo de encontradas emociones estamos, en el mismo ojo del huracán, del que vislumbro, espero que equivocadamente, no sabemos salir.

Aplaudo y apoyo por eso a quienes proponen que la izquierda se encuentre, o se busque, pero que se encuentre en las calles, al fin y al cabo, no hay nada más poderoso que un pueblo furioso, organizado y luchando, algo con lo que contamos desde hace ya algún tiempo.

¿Qué hacer? Pues qué vamos a hacer, llenar los depósitos de los autobuses, coger energías para caminar, volver a ilusionarnos, protegernos los ojos de esta tormenta de arena y salir del ojo del huracán para volver donde haga falta con las banderas que nunca arriaremos bien altas para volver a esas calles que nunca debemos olvidar.

 


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